miércoles, 23 de noviembre de 2016

Una Nueva Generación

Una Nueva Generación

Pasaje clave: Deuteronomio 1 al 3.
El pueblo estaba a un paso de cruzar el río Jordán y de entrar a Canaán. 40 años dieron vueltas por el desierto por problemas de desobediencia y rebeldía. Todos aquellos quejosos, incrédulos y rebeldes habían muerto. Ahora eran sus hijos (la nueva generación) quienes iban a cumplir el propósito de Dios de conquistar y habitar la tierra que Él les había prometido.
De los que habían salido de Egipto cuarenta años atrás solamente quedaban tres: Moisés, Josué y Caleb, pero solo dos de ellos cruzarían el río con la nueva generación.
El otro, el más anciano, aunque lleno de vitalidad y fuerzas, el que había dirigido (y soportado) al pueblo durante todos aquellos años, el que había recibido los mandamientos y las leyes de Dios, el que hablaba con Dios cara a cara como con un amigo, el que había sido fiel en todo, el que más de una vez había rogado por el pueblo para que no sea destruido, él moriría en aquel desierto en los próximos meses, sin poder disfrutar lo que más anhelaba: entrar a la tierra prometida.
Su mayor sueño, su deseo más grande no le sería concedido por Dios. Moisés le había pegado a la roca en vez de hablarle. Así de simple. Así de terminante. Se dejó llevar por la locura de los demás y perdió lo que más anhelaba tener. Le rogó a Dios pero la decisión ya había sido tomada: otro ocuparía su lugar (3:23 al 29).
Aún así, Moisés no se rebeló ni protestó contra Dios. Habiendo perdido lo que más anhelaba se mantuvo fiel a la decisión divina. No malgastó su tiempo echándose la culpa por su error ni enojándose contra otros. No se trató a sí mismo de fracasado por no poder entrar a la Tierra Prometida. Cometió un error, tuvo un fracaso, pero él no era un fracasado, todo lo contrario, había logrado con éxito la misión que Dios mismo le había encomendado 40 años atrás.
Y como sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida, tomó la decisión de invertirlo de la mejor manera. ¿Cómo? ¿Qué hizo? Muy simple: Le enseñó a la nueva generación.
Los aconsejó, los animó, les advirtió, les recordó, les dio todo lo que él había recibido de Dios. Toda la enseñanza, todos los mandamientos, todas las prohibiciones, bendiciones y castigos que Dios les había revelado en la Ley.  Los desafió a creer, a obedecer. Los desafió a renunciar a sus viejos ídolos y a no llenar el corazón con ninguno nuevo. Los animó a ser conquistadores de todo lo que Dios había preparado para ellos. Los alentó a no vivir de recuerdos del pasado para que fueran capaces de disfrutar todo lo nuevo que estaba por llegar.
Es como si les dijera: “Lo que hicimos y vivimos antes pudo haber sido muy bueno, o muy feo, pero es mucho mejor lo que viene”. ¿Entiendes? Esta es una palabra para ti: Lo que viviste y vivimos hasta aquí pudo haber sido muy bueno, o regular o muy malo y triste, pero ya pasó. Lo que viene es muchísimo mejor. Aunque no llegue a ser como nosotros lo esperamos, será mejor, será más excelente, si le permitimos a Dios que nos sorprenda.

                                                                                                 Por Edgardo Tosoni

martes, 15 de noviembre de 2016

DINAMICA: AIRE, AGUA, TIERRA

AIRE, AGUA, TIERRA
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Tiempo: 15 min
Materiales: una pelota
Participantes: 10 aprox.

Desarrollo: Se forma un circulo con todos los jóvenes, el líder tendrá la pelota y se la pasara a cualquiera, cuando la tire debe mencionar un elemento (Aire, Agua o Tierra) el que atrape la pelota debe mencionar un animal que pertenezca al elemento que mencionaron ejemplo. (Agua: tiburón) y pasársela a otro diciendo un elemento antes que la atrape el otro participante, no se vale repetir animales y debe responderse rápido, los que pierden van saliendo hasta elegir al ganador.
A JUGAR

viernes, 11 de noviembre de 2016

Dinámica- Que no se caiga

QUE NO SE CAIGA

Dinámicas para usar en reuniones juveniles de campo, retiros, campamentos, o tardeadas.







Para este juego necesitas unos 19 globos con agua y toallas grandes, o sabanas grandes 
Divide al grupo en dos equipos de 6 o más participantes, y da a cada equipo una toalla o sabana y un balde con globos. Los equipos deben usar las toallas para lanzar los globos hacia sus oponentes, quienes intentarán atrapar los globos con sus toallas. Todos los equipos lanzan e intentan atrapar globos de manera simultánea. Gana el equipo que haya atrapado más globos de agua sin reventarlos.
Pueden lanzar uno o más globos a la vez.

Puedes hacerlo en una cancha de voleibol para mas dificultad.

Esto es como jugar voleibol con globos y sabanas
A Jugar 


La Careta de la Santidad

La Careta de la Santidad

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Pasaje clave: Levítico 10.
Después de que Dios terminó de explicarle a Moisés cómo debían ofrecerse las ofrendas (6:8 al 7:38), y después que Aarón y sus hijos fueran consagrados a Dios como sacerdotes y ofrecieran sus primeros sacrificios delante de Él (capítulo 9) sucedió algo inesperado. Algo que no debería haber sucedido nunca.
¿Qué hicieron Nadab y Abiú delante de Dios? (10:1).
Nadab y Abiú eran sacerdotes de Dios ¡pero solo en apariencia!
Ellos tenían todo el aspecto exterior de sacerdotes. Cualquiera que los miraba podía identificarlos fácilmente:
  • Pertenecían a la familia de los sacerdotes.
  • Habían sido escogidos y ungidos como sacerdotes
  • Vestían las túnicas blancas sacerdotales, símbolo de pureza y santidad.
  • Habían puesto sus manos sobre la cabeza del animal del sacrificio identificándose con él.
  • Ofrecieron ofrendas delante de Dios en el Tabernáculo.
¡Eran privilegiados entre todo el pueblo al poder servir a Dios! Podían hacer lo que millares del pueblo jamás llegarían a hacer. Ocupaban un lugar de honor y privilegio ¿quién podía dudar de ellos?
Pero el corazón de Nadab y Abiú no era santo. Ellos tenían toda la apariencia de la santidad pero no lo eran en absoluto.
Dentro del Tabernáculo de Dios ofrecieron un fuego extraño. Le ofrecieron a Dios un tipo de ofrenda que Él nunca les había mandado ofrecer. Probablemente, ambos estaban pasados de alcohol y quisieron “jugar a ser sacerdotes”. ¡Pobres tipos! No tuvieron en cuenta que Dios no juega con las cosas santas.
El final ya lo conoces.
Piénsalo.
¿Cómo estás viviendo?
¿Con apariencia de cristiano dentro de la iglesia o como un adolescente y joven auténticamente comprometido con Jesús aún fuera de las “blancas paredes“?
¿Estás ofreciendo delante de Dios las ofrendas que Él desea recibir: gratitud, confesión sincera de pecados, alabanza y adoración, sujeción a tus autoridades, oración, fe en su Palabra?
¿O tu ofrenda es un “fuego extraño” de desobediencia, de quejas y enojos, de pecados ocultos, de mezclar lo santo con el mundo, de apariencias?
¿Valoras el privilegio que tienes de ser un hijo de Dios y un sacerdote delante de Él?
¿Valoras el privilegio de poder servirlo?
¿Lo sirves con un corazón limpio y agradecido?
¿Renunciarías a tus “apariencias” para comprometerte totalmente con Él?
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”
Por Edgardo Tosoni